Marissa Miller, de 16 años, es una joven estudiante en un instituto de Pennsylvania, que en una fiesta hace dos años decidió fotografiarse con una amiga mostrando parte de su ropa interior. Este fenómeno, conocido como sexting, puede traerle serios problemas a Marissa. Las autoridades han encontrado su foto en el móvil de otros jóvenes y en EEUU al autor de la foto, y a quien posa para elaborarla, se les puede acusar de producción de pornografía infantil.
El debate sobre el sexting, a raiz del caso de Marissa, es doble: por un lado el hecho de que los menores se hagan fotografías "provocativas"; por otro, el uso que segundos o terceros puedan hacer de las mismas.
El fiscal de distrito pide para Marissa y su amiga un curso educativo de 10 horas. Si no, las adolescentes harían frente a sendos cargos de "abuso a menores". Por contra, Witold J. Walczak, abogado de la American Civil Liberties Union of Pennsylvania considera que los fiscales e investigadores no debieran recurrir a cargos como pornografía infantil en casos en que "los niños no tienen ninguna intención criminal sino que simplemente hacen cosas estúpidas".
Fuente: nytimes.com
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